Se nos está haciendo costumbre ver aparecer  infraestructura moderna por toda la ciudad. Edificios, puentes, pasos a desnivel, corredores segregados, nuevo estadio nacional y ahora el Metro. ¿Y nos preguntamos si este cambio “por fuera”, realmente nos está cambiando “por dentro”? Si junto con esta renovada infraestructura, estamos construyendo una nueva cultura?  Una cultura de convivencia y mejor utilización de nuestros recursos. La respuesta parece ser no. El mito que la nueva infraestructura por si sola, como por obra de magia, cambia a las personas parece que no funciona. La realidad es que el cambio(cultural) requiere trabajo y no se da espontáneamente.

RESPONSABILIDAD COMPARTIDA:

Es un término que grafica bien nuestra expectativa de relación con la comunidad.  Sin una comunidad activa y comprometida, el  éxito de la nueva infraestructura se verá seriamente limitado.

Entendemos como exitoso un sistema que sirve bien a la comunidad, que logra que esta se identifique con él. Que incorpora sus (de la comunidad) propuestas y expresiones. No impone sus planteamientos, porque eso lo hace un “intruso”, algo ajeno, algo que la comunidad se niega a incorporar.

Comunidad que cambia su cultura y sistema que sirve bien son la clave del éxito. Por eso, los que implementan los nuevos sistemas e infraestructuras  deben empezar, ahora, a formar usuarios, a participar en la vida de la comunidad y permitir que ella participe en la del sistema. Deben empezar a trabajar por un CAMBIO CULTURAL.