ENTRE LAS FALSEDADES DESEADAS Y NEGADAS DESTACA LA QUE FIGURA EN EL CARTEL SOBRE LA PUERTA…

Si preguntáramos a cualquier jefe si él propondría esto a sus colaboradores, con certeza lo negaría rotundamente. Sin embargo, en la práctica este pedido se hace patente en más oportunidades de las que nos imaginamos.

Se sigue exigiendo el mismo rendimiento bajo cualquier circunstancia y sin ningún atenuante. La cultura en que vivimos tiende a priorizar los requerimientos mercantiles sobre los humanos.

Si el lucro medido y la buena rentabilidad son objetivos legítimos de las empresas, paradójicamente, en esta exigencia “robotizante” (deja tus problemas personales afuera), se atenta peligrosamente contra estos fines.

Está demostrado que la sobrecarga de estrés limita, disminuye y hasta enferma físicamente a las personas. Colaboradores disminuidos definitivamente afectarán la productividad y la utilidad operativa, afectando finalmente la rentabilidad.

Ante esto, usualmente tratamos de seguir como si nada pasara. Esperando que las cosas se arreglen solas.

PERO NO SE ARREGLARÁN SOLAS, EMPEORARÁN.

Finalmente, si el colaborador no se arregla lo despedimos. Y probablemente perderemos un personal calificado y experimentado.

Hay otra forma en que se puede escribir esta historia. Muchas empresas en el mundo tienen en su área de RRHH un departamento de psicología. Ahí se evalúa preventivamente al personal y se le atiende terapéuticamente en situaciones de crisis, usando enfoques coherentes y practicables como las terapias sistémicas centradas en el problema. Cuyo objetivo es destrabar y ayudar a seguir, aunque la solución final del problema se dé más adelante. En muchos casos el colaborador podrá recuperar suficiente equilibrio como para continuar trabajando. Y en otros, encontrar la solución a sus problemas en menos tiempo. Que quede claro no se trata de un asunto de asistencia social, estamos en el campo de la profilaxis y de la psicoterapia breve. Bien sea individual o grupal.

Mucho se habla en el mundo de la empresa, de “equipos de trabajo” bien ensamblados y duraderos en el tiempo. De su buen rendimiento y alta productividad. Sin embargo, no es de sorprender la escasa proporción que existe en la práctica de los mismos. Falta una verdadera y efectiva preocupación por el estado mental de los colaboradores. La detección precoz de la sobrecarga de estrés.

Un equipo psicológico, propio, de la empresa, bajo condiciones, preestablecidas tiene ciertas ventajas sobre solicitar servicios a un consultor externo. Evaluaciones periódicas o bajo demanda (del personal o el jefe del departamento) cuyos resultados podrán ser compartidos con los tomadores de decisiones, ofrecer atención psicológica oportuna y continua, confidencialidad de los contenidos de las sesiones terapéuticas. Resultados de la terapia compartidos, con los tomadores de decisiones. En casos de despido, siempre consultar la opinión del departamento de psicología (salvo casos de robo y faltas, mayores)

Este departamento definitivamente tendría que ser un abanderado de la cultura de la confianza, coherencia y respeto. En muchos casos, el último nexo seguro entre la empresa y un buen colaborador en estado de estrés.

Cuanto podríamos prolongar nuestros períodos de alta productividad y disminuir las caídas, con este procedimiento. Está demostrado que los incentivos económicos por si solos muchas veces no logran los resultados deseados y distorsionan negativamente el trabajo en equipo.

GyG-Consultores https://www.gyg-consultores.com sabe cómo seleccionar, capacitar y preparar equipos de psicólogos para esta tarea.